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Los hábitats naturales son capaces de regenerar los detritos y desechos orgánicos transformándolos en materiales reutilizables. Los espacios artificiales carecen de esta cualidad innata por lo que requieren una ayuda mecánica para mantenerse en perfecto estado con filtros para terrarios de reptiles y tortugas.
No hay mayor enemigo de un reptil en cautividad que sus propios desechos. Por tales entendemos los orines, los restos orgánicos y el sobrante de comida, tres elementos que si no se retiran a tiempo terminan por convertirse en alimento para las bacterias y otras sustancias altamente dañinas para los reptiles como el amoníaco, el nitrito y el nitrato.
Que un reptil genere desechos es inevitable, que estos terminen por dañar su salud, no. ¿Cómo? Mediante el uso de filtros de carbón que actúan como una barrera mecánica que recoge todos los productos nocivos y los descompone impidiendo así que vuelvan al terrario.
El tamaño del filtro dependerá de la cantidad de agua que contenga el terrario. Si no tiene demasiada profundidad puedes utilizar un filtro para nanoacuarios o un minifiltro interior. Estos últimos no cuelgan, sino que se sujetan al suelo del terrario con ventosas; allí, aspiran el agua desde abajo y la conducen, a través de la esponja filtrante, que la devuelve completamente limpia.
Muy buen resultado dan también los filtros para acuario en tres etapas: la primera actúa como un cernidor y recoge partículas grandes; la segunda retiene impurezas pequeñas que producen olor y tiñen el agua; y la tercera elimina el amoniaco y los desechos convertidos en nitrato del agua del terrario.