Mi perro ladra cuando me voy de casa, ¿cómo lo puedo evitar?

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Vivir con un perro es compartir juegos, paseos, cariño y también algún que otro reto. Uno bastante común aparece cuando tenemos que salir de casa: el perro se queda solo y empieza a ladrar. Al principio puede parecer una cosa sin importancia, pero con el tiempo se vuelve molesto para la familia, para los vecinos… y lo más importante, estresante para el propio animal.

Antes de pensar en trucos rápidos para callarlo, merece la pena hacer una pausa y preguntarnos: ¿qué le pasa realmente? ¿Por qué se pone nervioso cuando nos vamos? Solo entendiendo la raíz del problema podremos ayudarle de verdad a sentirse más tranquilo y seguro en esos momentos.

¿Por qué mi perro ladra cuando me voy de casa?

Los ladridos no son capricho: son una forma de comunicación. Igual que nosotros hablamos, ellos ladran, y dependiendo del tono, la intensidad o el momento, nos están diciendo cosas diferentes.

Cuando coinciden con el momento en que salimos de casa, suelen deberse a alguno de estos motivos:

Ansiedad por separación

Muchos perros generan un vínculo muy fuerte con sus cuidadores. Eso es algo positivo, pero a veces se convierte en dependencia. Cuando el perro se queda solo, lo vive como si estuviera abandonado. Se angustia, se pone nervioso y trata de llamar nuestra atención con lo único que tiene a mano: sus ladridos.

👉 Aquí te dejamos un artículo con toda la información sobre cómo detectar la ansiedad por separación en perros y qué debes hacer.

Falta de estimulación y aburrimiento

Imagina que tienes que quedarte solo en una habitación sin móvil, sin televisor y sin nada con lo que entretenerte durante varias horas. Es probable que al poco rato te sientas inquieto, aburrido o incluso frustrado.

Algo parecido le ocurre a los perros que no reciben suficiente ejercicio físico ni estimulación mental antes de quedarse solos. Ladrar se convierte entonces en una salida: les alivia, les entretiene y les ayuda a liberar energía acumulada.

Conducta aprendida

Muchas veces, sin darnos cuenta, somos nosotros quienes reforzamos ese comportamiento. Por ejemplo, si al oírlo ladrar volvemos a entrar en casa para calmarlo, él entiende que ladrar funciona: consigue que regresemos. Lo mismo ocurre si le hablamos o lo regañamos en ese momento: cualquier atención, incluso negativa, puede reforzar el ladrido.

Otros factores a considerar

La edad, la raza, la genética o experiencias previas también influyen.

  • Hay razas con mayor predisposición al ladrido por su instinto guardián o por ser más vocales de manera natural.
  • Los cachorros pueden ladrar por inseguridad, mientras que en perros mayores puede estar relacionado con problemas cognitivos o sensoriales.

Cada caso merece ser analizado con detalle, porque detrás de un ladrido puede haber tantas historias como perros existen.

Cómo ayudar a que tu perro no ladre cuando se queda solo

Una vez entendemos por qué lo hace, llega la gran pregunta: ¿qué podemos hacer para que se quede tranquilo al salir de casa? No existe una receta mágica que funcione de un día para otro, pero sí varias estrategias que, combinadas con paciencia y constancia, dan muy buenos resultados.

1. Dale ejercicio antes de salir

Un perro cansado es un perro relajado. Si lo sacas a pasear antes de irte, no solo hará sus necesidades, también gastará parte de su energía y se quedará más tranquilo. No se trata de un paseo rápido de cinco minutos, sino de darle tiempo para correr, oler y moverse.

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2. Estimula su mente

El aburrimiento es uno de los mayores enemigos. Deja a tu perro con algún juguete interactivo, un mordedor relleno de comida o juegos que le mantengan ocupado mientras no estás. Así tendrá una distracción positiva y asociará tu ausencia con algo entretenido.


Si no sabes por dónde empezar, aquí tienes una selección de los mejores juguetes interactivos para perros, que pueden inspirarte y ayudarte a elegir el más adecuado para tu compañero peludo.

3. Crea un ambiente seguro

Muchos perros ladran porque sienten inseguridad. Puedes ayudar dejando la televisión o la radio encendida a bajo volumen, de manera que no perciban tanto el silencio de la casa. También puedes habilitarle un rincón cómodo con su cama, mantita y juguetes, para que lo sienta como su refugio.

4. Practica salidas graduales

Si el problema es la ansiedad por separación, no intentes solucionarlo de golpe. Empieza con salidas muy cortas: sal por la puerta, espera un minuto y vuelve. Luego aumenta a dos, tres, cinco minutos… hasta que se acostumbre a que siempre regresas. El secreto está en hacerlo poco a poco, sin prisa.

5. Refuerza el buen comportamiento

Cuando tu perro se queda tranquilo, aunque sea unos segundos, prémialo. Puede ser con un snack, con caricias o con su juguete favorito. Es mucho más efectivo reforzar la calma que regañar el ladrido. De esta manera, aprenderá qué comportamiento le trae cosas buenas.

Lo más práctico suele ser usar comida, porque permite repetir el ejercicio muchas veces seguidas sin distracciones. Con un juguete, en cambio, entre que juega y lo devuelve, el aprendizaje se corta. Aun así, si tienes tiempo, puedes combinar ambas cosas y hacer el entrenamiento más variado.


6. Ignora el ladrido cuando no toca

Es muy tentador volver a entrar en casa al oírlo ladrar, pero si lo haces, sin querer estarás reforzando esa conducta. Lo mejor es esperar a que se calme, aunque sea por unos segundos, y entonces sí entrar y premiar. El momento es clave: siempre premio en calma, nunca atención en medio del ladrido.

Entrenamiento paso a paso para enseñar a tu perro a quedarse tranquilo

Si tu perro ladra en cuanto cierras la puerta, existe un ejercicio muy útil que puedes practicar con calma. La clave está en aprovechar los momentos de silencio y reforzarlos con premios. Aquí tienes una forma sencilla de hacerlo:

  1. Sal de casa unos segundos. Quédate cerca para escuchar, sin que él te vea.
  2. Espera a que deje de ladrar. Aunque solo sea un par de segundos de silencio.
  3. Entra justo en ese momento y prémialo. Dale un snack y acarícialo para reforzar la calma.
  4. Si ladra al entrar, espera de nuevo. No regreses hasta que esté callado.
  5. Repite varias veces. Poco a poco, irá entendiendo que estar tranquilo trae recompensas.
  6. Aumenta el tiempo de espera. Cuando aguante más rato sin ladrar (por ejemplo cinco minutos), dale un premio mayor para que asocie el silencio con un logro importante.
  7. Finaliza siempre en positivo. Termina la sesión con una recompensa un poco más grande o con su juego favorito, para que se quede con un recuerdo agradable.

Este ejercicio no solo le enseña a controlar los ladridos, también convierte la práctica en un juego compartido entre tú y tu perro. Con constancia, irá aprendiendo que callarse y esperar tiene más beneficios que ladrar.

Si quieres dar un paso más y trabajar los ladridos en cualquier situación, no solo cuando tu perro se queda solo, te dejamos este artículo: Educa a tu perro para que no ladre sin razón.

Errores comunes al intentar que un perro deje de ladrar al quedarse solo

  • Regañarlo tarde: si lo castigas al llegar a casa, el perro no relaciona el regaño con los ladridos que hizo antes. Solo se siente confundido.
  • Entrar corriendo cuando ladra: volver a casa en cuanto lo oyes ladrar refuerza la conducta. Aprende que ladrar = tú regresas.
  • Darle atención en medio del ladrido: aunque sea para callarlo, hablarle o gritarle es una recompensa encubierta. Para él, cualquier reacción tuya significa éxito.
  • No ser constante: un día aplicas la técnica y otro no. Esta falta de rutina le impide comprender qué se espera de él.
  • Olvidar sus necesidades básicas: si no ha hecho suficiente ejercicio, está aburrido o pasa demasiadas horas solo, será muy difícil que aprenda a estar tranquilo.

Cuándo acudir a un profesional canino

Hay situaciones en las que la ayuda externa es la mejor opción. Si tu perro presenta ansiedad muy fuerte, con destrozos, intentos de escapar o signos claros de estrés, es recomendable acudir a un etólogo o entrenador.

También conviene buscar apoyo cuando el problema empieza a afectar a la convivencia: quejas de vecinos, discusiones en casa o una tensión diaria que se vuelve difícil de sostener. Un profesional puede darte estrategias personalizadas y siempre desde el refuerzo positivo. Además, si tu perro tiene un historial complicado (abandono, traumas, cambios de hogar), la mirada de un experto puede acelerar mucho el proceso de adaptación.

Que un perro ladre cuando se queda solo no es un capricho ni una “manía”, es su forma de expresar lo que siente. Puede ser miedo, aburrimiento o simplemente la costumbre de llamar la atención. Lo importante es entenderlo y acompañarlo en el proceso de aprender a estar tranquilo.

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1 comentario en «Mi perro ladra cuando me voy de casa, ¿cómo lo puedo evitar?»

  1. Hola que puedo hacer mi perro cuando me voy de casa empieza a ladrar y se tira mucho tiempo ladrando como lo puedo solucionar

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