Cuando un animal se va después de tantos años, todo parece quedarse en silencio. Eso le ocurrió a María del Mar al despedirse de su primer gato tras 18 años juntos. Durante un tiempo no supo si volvería a compartir su vida con otro peludo, hasta que un día, casi sin esperarlo, se cruzó con la foto de Isidro. Ese pequeño gato negro estaba a punto de cambiarlo todo.
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Un adiós difícil y un tiempo para pensar
Después de convivir casi dos décadas con su primer gato, María del Mar tuvo que despedirse de él. No fue fácil. Quien ha compartido tantos años con un animal sabe lo vacío que se queda todo cuando ya no está. Durante mucho tiempo, ella dudó si quería volver a tener otro compañero peludo en casa.
Para aclarar sus sentimientos, se animó a acoger a algunos gatos de asociaciones. Fue una manera de probarse a sí misma: ¿estaba preparada para volver a abrir la puerta de su hogar y su corazón? Poco a poco comprendió que sí, aunque aún no había llegado “ese” gato que le diera la certeza de dar el paso definitivo.
El día que conoció a Isidro
Una tarde, mientras navegaba por la web Adopta con Tiendanimal, vio la foto de una pequeña bolita peluda de color negro con ojos grandes y expresivos que le recordó a su anterior gatito. Al leer su historia, la decisión fue inmediata.
Isidro había sido encontrado solo, con apenas tres meses, escondido en el motor de un coche en pleno invierno. Buscaba calor para sobrevivir. Esa imagen fue suficiente para que María del Mar no dudara más: quería darle un hogar donde nunca tuviera que pasar frío ni miedo.
“Me dio mucha pena su historia, pues lo encontraron metido entre el motor de un coche en invierno solito buscando calor. Cuando vi lo pequeñito que era solo pensé que se hubiera podido morir ahí si nadie lo hubiera visto, entonces me negué la posibilidad de que tuviera que pasar por algo así nuevamente”, cuenta.
Tras la primera visita y el proceso de adopción, recibió la llamada que esperaba: había sido elegida como la nueva familia de Isidro. Desde ese día, su vida cambió.
La convivencia con Lola, el periquito
En la casa de María del Mar no solo vive Isidro. También está Lola, un periquito de seis años. Al principio, la preocupación era lógica: ¿cómo reaccionaría un gato joven al ver un ave en la misma casa?
La sorpresa fue mayúscula.
“Al principio Isidro lo miraba mucho y temía que quizás lo quisiera cazar, pero en realidad lo que hace es sentarse o tumbarse a su lado a mirarlo, entonces creo que se acompañan de cuando en cuando”, explica María del Mar.
Así, lo que parecía un reto se convirtió en una convivencia tranquila y, en cierto modo, acompañada. Dos animales distintos que han sabido encontrar su lugar en la misma familia.
Hoy Isidro es un gato feliz y seguro, que juega, explora y se tumba al sol sin preocuparse por nada más.
Adoptar no es solo darle un hogar a un animal que lo necesita, también es abrir la puerta a nuevas alegrías para quien decide hacerlo. Si tú también estás pensando en dar el paso, recuerda que en Adopta con Tiendanimal trabajamos junto a protectoras y asociaciones para que perros y gatos puedan encontrar familias dispuestas a darles una segunda oportunidad.
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