Como pudimos ver en Cómo llegó Krishna a casa – Parte I, tras la llamada de la protectora de animales informando sobre la agresión a Krishna, finalmente decidimos adoptarla.
Volvimos del refugio con un perro moribundo. No teníamos nada preparado, en la protectora nos dieron mantas y sábanas, un collar (aunque no podíamos ponérselo: tenía el cuello lleno de heridas), un saco de pienso y algunos medicamentos y pomadas. El perro requería de 3 curas diarias, que con el enorme número de heridas que tenía se alargaban a unos 40 minutos cada cura, se hacía sus necesidades encima y necesitaba ayuda para comer. Mi horario laboral me tenía fuera de casa de 9h a 21h de lunes a sábado, y fue mi marido Dan quien se encargó de Krishna con toda la paciencia del mundo, y logró sacarlo adelante contra todo pronóstico.
Pero una vez curadas las heridas físicas, nos encontramos ante un perro asocial, desconfiado, extremadamente sensible y asustadizo, en un entorno lleno de gente y tráfico continuo sin parques o campo a donde poderlo llevar para que sus paseos no fueran infernales. En casa, los vecinos con sus gritos y golpes lo tenían en perpetuo estado de alarma, cualquier movimiento nuestro le hacía encogerse de miedo, y Naeki intentaba atacarle cada vez que se veían… Después descubrimos que Krishna padece graves problemas cardiorrespiratorios lo cual también le afecta mucho… Y la cosa se torció todavía más cuando yo me quedé sin trabajo, gracias a lo cual puedo dedicarle a Krishna todo mi tiempo pero económicamente nos quedamos al límite.
Y así empezamos la batalla contra el mundo por hacer feliz a Krishna. Tuvimos que cambiar nuestra vida radicalmente, sacar dinero de debajo de las piedras, hacer un curso exprés de entender y rehabilitar Krishnas, y este último año y medio han sido 24 horas diarias dedicadas a ayudarle a aprender a ser perro y a disfrutar de la vida.
Todavía nos queda mucho trabajo, es un perro muy especial y nunca será normal del todo, pero poco a poco se va transformando en un perro tranquilo, cariñoso, juguetón… Hemos aprendido muchas cosas con él y hemos conocido a gente fantástica que nos está ayudando a entenderle mejor y darle todo lo que necesita.
Rehabilitar a Krishna está siendo una de las experiencias más duras y a la vez más gratificantes de nuestra vida.
¡No os lo perdáis! En los siguientes capítulos Cheni, nos relata como este vínculo improvisado se convierte en todo un reto familiar.
Ayudante Técnico Veterinario especializada en etología canina. Tiendanimal me ha permitido durante años trabajar en lo que más me apasiona: el mundo animal. Compagino mi trabajo colaborando como voluntaria en protectoras, santuarios, reservas y cualquier evento o actividad relacionada. He realizado diversos seminarios y cursos relacionados con la educación canina, las aves, la primatología y un largo etcétera. Disfruto aprendiendo cada día de estos increíbles compañeros con los que tenemos la suerte de convivir.