Parque de perros, una nueva experiencia

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Llos perros necesitan hacer ejercicio para mantener una buena salud física y mental. A la vez, como animales sociales que son, necesitan interactuar con otros miembros de su misma especie con frecuencia. Pero es muy habitual que, sobre todo en el medio urbano, las ordenanzas municipales no permitan llevar a los perros sueltos en ningún espacio público, de forma que los dueños no encuentran la forma de satisfacer estas dos importantísimas necesidades de sus mascotas.

Los parques para perros pueden solucionar este problema

El parque ideal debería tener las siguientes características:

  • Una valla que lo rodee completamente y que no tenga huecos por donde puedan escapar los perros más pequeños.
  • Una entrada cerrada con doble puerta.
  • Espacio suficiente para que incluso los galgos puedan correr.
  • Bancos para sentarse.
  • Sombra y una fuente.
  • Contenedores de basura cubiertos y bolsas para recoger los excrementos.
  • Aparatos para ejercitar a los perros.
  • Mantenimiento y limpieza adecuados.
  • Buena iluminación.
  • Estacionamiento cercano.
  • Un estanque para los amantes del agua (esto ya entra en la categoría de sueño imposible…).

La realidad es muy distinta. Un parque como el que describimos es extremadamente difícil de encontrar en nuestras ciudades. Demasiado a menudo se trata de espacios mínimos donde se hacinan los perros y los humanos en las horas punta, sin sitio para que los animales corran libremente, sin iluminación suficiente, sin sombra donde refugiarse en los días de calor, etc.

Las ventajas de acondicionar parques para perros

En primer lugar permiten evitar problemas con las personas a las que no les gustan los perros y/o que no quieren que estén alrededor de los niños en las zonas de esparcimiento. En segundo lugar, ayudar a los perros a desahogar sus energías, librarse por un rato de la correa y hacer ejercicio jugando y socializando entre ellos, lo cual es básico para tener perros sanos, felices y sin comportamientos problemáticos. Y todo ello en un entorno seguro donde no corren riesgo de ser atropellados o perderse.

Los pipicanes promueven la tenencia responsable ya que facilitan a los dueños cumplir las leyes de protección animal (que aconsejan soltar a los perros al menos una vez al día) a la vez que cumplen las ordenanzas municipales que obligan a llevarlos atados. Es de destacar que en muchas zonas donde no existen, dichas leyes y ordenanzas se contradicen sin que haya forma humana de cumplir ambas a la vez, resultando demasiado a menudo en sanciones injustas para los dueños de perros.

Otro de los beneficios de los parques es para las personas que acuden a ellos: se convierte en un espacio de interacción con otras personas que tienen intereses parecidos, lugares donde hacer amigos nuevos, pasar un rato agradable y encontrar grupos con los que hacer actividades conjuntas con sus perros. Las personas mayores pueden encontrar en estos parques el lugar ideal para que sus perros realicen el ejercicio que ellos ya no pueden proporcionarles.

En las zonas donde se han habilitado pipicanes, los espacios comunes cercanos permanecen más limpios y niños y adultos pueden disfrutar sin esperar ser molestados por perros descontrolados o agresivos. Pero no todo son ventajas, los pipicanes también tienen sus peligros, muchos de ellos provocados por los humanos que los visitan.

Los inconvenientes de no acondicionar parques para perros

La suciedad, guardias, pulgas y garrapatas, son una constante en parques sin un buen mantenimiento o donde los dueños no se molestan en recoger los excrementos de sus perros.

En ocasiones, el hacinamiento puede provocar conflictos pues, aunque los perros son animales sociales, un exceso de ellos en un espacio pequeño disparará su estrés y hará que cualquier pequeño incidente acabe en pelea. Un pipican se puede convertir en un lugar donde se refuercen las malas conductas si los dueños no están atentos o no saben responder ante un problema.

En este sentido es de destacar que, aunque los parques pueden ser un excelente recurso de socialización para los cachorros (siempre que estén ya vacunados), también pueden ser un gran peligro pues cualquier mala experiencia en esa edad tan vulnerable les puede marcar de por vida.

Consejos para una experiencia positiva en parques de perros

Hay personas que piensan que una vez sus perros están dentro, todo vale. Otros los usan como sustituto del paseo diario, cosa que es garantía de estrés para el perro. Perros conflictivos, personas charlando y sin prestar atención, que no saben leer las señales de agresividad de sus mascotas (o al contrario, que las ven donde no las hay), conflictos con la comunidad que no quiere tener cerca el ruido y los olores que producen los perros, animales enfermos junto a otros sanos, falta de educación y urbanidad de los dueños,… todo son posibles problemas asociados a la existencia de los pipicanes.

Si queremos hacer uso de los parques para perros debemos tener presentes una serie de consejos para que la experiencia sea positiva:

Jugar en el parque debe ser sólo una parte de la salida que hagamos con el perro. Antes y después de entrar en él daremos un paseo tranquilo al ritmo del perro y dejándole olfatear a gusto. Así conseguiremos que esté relajado antes de interactuar con otros perros y que al salir baje su nivel de actividad y desahogue el posible estrés acumulado dentro o la excitación debida al juego.

Una vez dentro del parque debemos supervisar al perro en todo momento y estar listos para intervenir si anticipamos algún problema, para lo cual es básico conocer el lenguaje corporal del perro. En el caso de que entre un perro problemático lo mejor es marcharse. Si vamos acompañados por niños, éstos deben saber cómo han de comportarse dentro del parque: no correr ni gritar, no acariciar a ningún perro desconocido… y debemos supervisarles en todo momento, al igual que al perro.

Es importante ir conociendo a los habituales del parque y saber con quién relacionarse y con quien no. Esto es absolutamente básico en el caso de llevar un cachorro. Nunca le expondremos a una situación incierta en la que no sepamos si va a tener una mala experiencia. Sólo los perros más equilibrados deberían relacionarse con los cachorros.

Teniendo estos consejos en cuenta, la experiencia de llevar a nuestra mascota a un parque para perros puede convertirse en una maravillosa oportunidad de socialización sin las tensiones que habitualmente provocan las correas. Debemos saber que no es necesario que nuestro perro vea a sus amigos perrunos todos los días, se pueden hacer otras muchas cosas con ellos durante los paseos. Asegurémonos de que, cuando se encuentren, la ocasión sea de alegría y positiva para todos.

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